La clase dirigente de este país
se empeña en demostrar una y otra vez su inutilidad y su instinto tiránico. La
mediocridad de los gobernantes se hace patente un día si y otro también, y el
pueblo soberano, al que han convencido de que es el quién realmente tiene el
poder, se resigna en una absurda autoafirmación de que gobiernan los mejores
porque para eso les han votado ellos.
La mediocridad se hace patente en
la fórmula de manipulación, pues mienten sin ningún pudor, prevarican sin
disimulo y ejercen su tiranía con el convencimiento de que son los amos.
Nuestra democracia va perdiendo fuelle a marchas forzadas pero los ciudadanos,
que son cómodos por naturaleza, no son conscientes de ello pues de momento van
cada cuatro años a votar, y para la mayoría de ellos eso es la democracia.
La presidenta de Castilla la
Mancha María Dolores (de) Cospedal representa todo lo anterior, su mediocridad
compite con su espíritu antidemocrático y sin ningún pudor ejerce de señora
feudal. Con la descarada convicción de que la ciudadanía es tonta saca una ley
populista por la que los diputados regionales no cobraran sueldo, pero sin
embargo ella sola se lleva todos los meses a casa casi el equivalente a todos
esos sueldos.
Pero hay más; El número de
asesores (esos que son elegidos a dedo por parentesco y amistad) se ha
multiplicado por dos, y sus asignaciones han experimentado una subida muy
generosa, por lo que tenemos que al final los que viven muy bien de la política
son todos aquellos que no ha elegido el pueblo y que además no tienen la
preparación ni los conocimientos necesarios pues no han tenido que aprobar
ninguna oposición para trabajar en la administración.
A todo esto la señora Cospedal de
una manera caciquil decide cerrar las urgencias de muchos centros de salud de
Castilla la Mancha, y dedicar exactamente ese dinero que ahorrará en publicidad
institucional, elevando el presupuesto para esos menesteres de 7.600 euros a
1.270.000. Ese presupuesto dará para contar muchas mentiras y repetirlas hasta
la saciedad para convertirlas en verdades.
Nos venden la idea de que no hay
dinero para desmantelar el Estado y cada día nos piden más esfuerzos a los de
siempre. Como ya he dicho en alguna ocasión el presupuesto de sanidad de
nuestra región ha sido recortado en un 5% aunque los recortes en la sanidad
pública han sido del 35%. Si alguna persona se pregunta a donde ha ido ese 30%
restante yo se lo diré: a la sanidad privada, porque sus amiguetes tienen ahí
el negocio ahora que el ladrillo ha dejado de serlo.
Están llevando al pueblo a la
miseria extrema y luego tienen la indecencia de hacer campañas solidarias (de
nuevo la demagogia y el populismo). A nivel local la cosa es aún peor, pues se
ha insertado en la memoria colectiva la idea de que hay que estar con los
caciques locales o callarse. Si estás con ellos piensas que te facilitarán las
cosas, porque si estás contra ellos (algo legítimo en una democracia) te
pondrán todas las zancadillas que puedan, y es que el principio constitucional
de que todos somos iguales en Tomelloso no se cumple. A unos les prohíben hacer
megafonía para promocionar algo con la excusa de la contaminación acústica y a
otros les permiten armar escándalo con una charanga por el simple hecho de que
en ella toca un concejal. Si eres empresario y no estás con ellos harán todo lo
que esté en sus manos para no dejarte ejercer tu actividad, eso va generando un
sentimiento colectivo de sumisión, pero también está ahondando en la fractura
social de nuestra ciudad dividiéndonos y
creando un clima de crispación muy peligroso, la represión sólo genera odio, pero está claro que para muchos gobernar es reprimir, pués no saben hacerlo de otra manera, y su único referente está enterrado en el Valle de los Caídos.
Han pasado 37 años desde la
muerte del dictador, el tiempo suficiente para tener una democracia adulta y
consolidada, pero sin embargo nuestra democracia está cada día más y más
devaluada. Todos los días escucho por boca de muchas gentes de bien el consejo
de que no me meta en líos y que me calle y no haga política, y yo les digo que
eso mismo es lo que me dijo un cabo de la Guardia Civil en los primeros años de
la transición, cuando a los que pensábamos y nos atrevíamos a decir lo que pensábamos
nos llevaban al cuartelillo. No me callé entonces ni me callo ahora, porque el
hombre que dice lo que piensa tiene algo que la mayoría no tiene: Dignidad!
La única manera de acabar con los
mentirosos, caciques, manipuladores, tiranos e indignos es no callándose,
porque si ellos tienen el poder es porque nosotros se lo hemos dado, pero
debemos tener claro (y ellos también) que ese poder es efímero y que quienes
realmente mandamos somos el Pueblo, quizá sean más inteligentes de lo que
aparentan, y se den cuenta que gobernar no es ordenar y reprimir, y rectifiquen. No hay
cosa que yo más desee que recuperar la convivencia entre vecinos, pero eso no
se consigue callándonos, debemos volver al debate limpio y constructivo de
otros tiempos, las ideas no son peligrosas, los peligrosos son los que las pervierten
en su propio provecho. Un consejo: No
tengáis miedo, porque deberían ser ellos los que lo tuviesen. La conciencia
limpia es lo que te quita el miedo.
P.D. Si alguien piensa que en
este artículo he sido muy radical le tengo que decir que me he moderado mucho,
como siempre!
He leído y releído tu espléndido post y además de reconocer tanta verdad como contiene, te felicito por tu valentía para hacerlo público. ¡Lástima que en las múltiples tertulias televisivas no se hable con la claridad y propiedad con que tú lo haces.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Manuel, y cuenta con mi amistad.