Como todos los veranos las gentes
de la Hispania Posterior se agolpan en las terrazas de los bares creando un
maravilloso espectáculo de iconografía pre-crisis, a pesar de ello los
hosteleros están ingresando la mitad de dinero que hace tres años. La
explicación está en la bajada de los precios, precios que, en algunos casos, no
llegan prácticamente para cubrir los gastos, sé muy bien de lo que hablo.
Las playas de las ciudades se llenan
de gente amontonada ,como un remolque lleno de uvas, mientras a pocos kilómetros
de éstas, hay otras playas casi vacías. Y es que los humanos, como animales
sociales que somos, necesitamos
sentirnos como termitas u hormigas dentro del hormiguero. Nos sentimos
cómodos entre la masa, haciendo lo mismo que ellos. No nos paramos un momento a
pensar que es lo que queremos hacer, es más cómodo dejarse llevar que ya el
grupo piensa por nosotros.
Los habitantes de la Hispania
Interior iniciamos el éxodo a la costa, cada año en peores condiciones
económicas. Muchos de los restaurantes y chiriguitos playeros permiten a los
veraneantes llevar sus comidas y sentarse a cambio de consumir la bebida. El
turismo foráneo ha encontrado otros destinos más vírgenes, más incontaminados y
menos masificados.
Los que invirtieron en
propiedades en la costa durante la burbuja inmobiliaria, en algunos casos,
bajan los precios de los alquileres clandestinos que no tributan a Hacienda,
mientras que otros, esperan engañar a alguien cobrándole mil euros por semana,
pues es por semanas como se alquilan los apartamentos turísticos ahora. Éstos
últimos están convencidos de que es mejor dejar de ganar, es decir : perder,
1000 euros, que ganar sólo 500. Pero aquí no hay nada que objetar, porque al
igual que Ginés vendió las vacas porque eran suyas, cada cual con sus
posesiones hace lo que le da su mayestática gana.
Las fiestas de los pueblos se
suceden, con sus tómbolas, churrerías y cochecitos de choque con la música de
Camela, y las discotecas de provincias, para no ser menos que las de la costa,
hacen fiestas en las que las estrellas son unos DJs con nombres raros pero que,
por lo visto, deben ser muy conocidos entre la intelectualidad fiestera. Estas
discotecas suelen estar ubicadas en corrales adecentados para el verano, y la cabina
del DJ suele estar instalada en el remolque del tractor.
Mientras tanto los músicos
profesionales siguen bajando su caché, y las grandes orquestas que antaño
llenaban los escenarios de las verbenas con 10 ó 12 miembros, ahora llevan la
música pregrabada en un teclado de última generación, con un músico se apañan,
y a éste le suelen acompañar dos cantantes solistas, (chico y chica)y en
algunos casos la cantante hace más exhibición de su poderío físico que de el
poderío vocal. A los músicos profesionales, durante el invierno, los podemos
ver tocando en los pasillos del Metro o pasando frío en las plazas para ganarse
unas monedas.
La televisión, como todos los
veranos, en un alarde de lo imposible, baja su calidad. Aunque ya no tenemos el
GRAN PRIX de Ramón García, o las galas veraniegas, confeccionadas a base de
recortes de otras galas, donde siempre actuaban en riguroso Play-back (o
Playboy, como decía mi abuela) casposos cantantes que vivieron mejores épocas
hace ya varios lustros. Ahora la caja tonta, en sus distintos formatos clónicos,
se dedica a ponernos reportajes de las anteriores fiestas mencionadas, en las que
nos muestran, en un catálogo y crisol de culturas, las distintas formas de
ponerse de alcohol y drogas hasta las cejas. La única diferencia entre las
fiestas de pueblo y las de la costa está en el físico de los participantes,
pero a la sazón son igual de garrulos unos y otros.
Al parecer, el calor nos
recalienta el cerebro y nos convierte en vegetales incapaces de pensar (no todos podemos disfrutar de una piscina particular) pero
necesitamos más fiestas y más circo, sacar el animal que llevamos dentro, el
año laboral ha sido muy duro, y si estamos en paro, necesitamos olvidarnos de
nuestras miserias. Seguiremos en fase R.E.M. hasta Septiembre, y entonces nos
entrará la depresión postvacacional.
Hasta entonces: Feliz verano
No hay comentarios:
Publicar un comentario