Tengo la impresión de que
el "homo sapiens" ha llegado a otra fase evolutiva en la que, como hace
cientos de miles de año en África, se han separado dos ramas bien
diferenciadas. Una rama es la de todos esos humanos que crean cosas bellas,
inventan y descubren cosas para el bien de la especie o intentan proteger el
planeta con todos sus habitantes, todos esos que utilizan sus energías físicas
e intelectuales para mejorar la especie, buscando soluciones a los grandes
problemas de la humanidad y del planeta.
La otra rama, ya lo
sabéis: Son los que no hacen nada para el bien de la especie y del planeta, los
que hacen todo lo contrario, destruyendo lo que se ponga por delante para su
propio beneficio, curiosamente son éstos los que han creado y siguen creando todos
los grandes problemas. También en este grupo evolutivo están la gran masa de
simios que como zombies siguen a los más fuertes de la manada, sin plantearse
lo que está bien o no, en un claro retroceso evolutivo.
Todos los humanos tenemos
el mismo código genético, sin embargo es curioso como pueden existir tantas
diferencias entre unos y otros. No tengo muy claro si las razones para ello
están en la educación, la cultura y las circunstancias socioeconómicas, o
también juega un papel determinante el azar en las reacciones químicas en la
concepción y gestación.
Desgraciadamente una gran
mayoría de humanos camina por la vida con el chip programado para pasar sin
pena ni gloria; hacen lo que hay que hacer: trabajan, se casan, tienen hijos, y
lentamente se dejan morir. Esta es en general la hoja de ruta del ser humano en
su trayectoria vital, no obstante muchos de ellos enriquecen todo eso con una
fina capa de filosofía, la diferencia está en hacer las cosas porque sí o
buscar la explicación, es decir: el porqué.
Ayer vi en un programa de
televisión a un panadero artesano filósofo. Me pareció un hombre feliz cuando
hablaba de la esencia más pura del pan, de los sabores y las emociones que
transmitían los olores de la tahona, emociones que le retrotraían a la niñez.
Eso se puede aplicar a cualquier actividad, también a iniciar una vida en común
con tu pareja, a procrear y criar unos hijos, o incluso a la hora de escoger
los amigos, de plantearte el tiempo libre. La televisión no podrá nunca llenar
esos espacios vacíos dentro de algún lugar entre el cerebro y el corazón, y
sólo actuará de placebo.
La educación debe servir,
como decía el profesor John
Keating en “el club de
los poetas muertos” para crear librepensadores. Ese es un riesgo que los
poderes establecidos no quieren correr y dedican todas sus energías a
impedirlo, si al final no lo logran emplean la represión y la violencia como el
pastor que utiliza sus perros para que las ovejas que salen del redil vuelvan a
él.
Mucha gente basa su
felicidad en no salirse del rebaño, esa es una felicidad ficticia, la felicidad
completa no existe, pero prefiero ser yo el único dueño de mi vida y buscar la
esencia de todas las cosas en lo que hago. Quiero replanteármelo todo y no dar
nada por sentado, si eso no me hace feliz al menos me hace sentirme muy vivo.
A la memoria de D. José
Luís Sampedro maestro de la vida, perteneciente al pequeño grupo evolutivo de “homo
sapiens liber”
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